La Tarantina

La Tarantina, que cumple 90 años, sufrió desde pequeña abusos y maltratos que la obligaron a abandonar su hogar y sobrevivir en la calle. Muy joven llegó a Nápoles, donde adoptó la identidad de femminiello, un término tradicional napolitano para hombres con rasgos femeninos, asociados a la fortuna y a antiguos rituales culturales.

A los 13 años se trasladó a Roma y se sumergió en la dolce vita de los años 50, rodeada de escritores como Goffredo Parise, artistas como Novella Parigini y celebridades como Brigitte Bardot y Anita Ekberg. Sin embargo, detrás de la fascinación que despertaba, su vida estuvo marcada por la prostitución, la cárcel y los riesgos constantes derivados de su identidad de género. Durante el terremoto de 1980, mientras estaba en prisión, fue testigo de violencia y muertes provocadas por conflictos entre bandas rivales.

Con el tiempo, la Tarantina se convirtió en un símbolo involuntario de lucha por los derechos y la visibilidad LGBTQ+. Su historia ha sido retratada en libros, documentales, teatro y un mural en Montecalvario. Hoy sigue viviendo en los Quartieri Spagnoli de Nápoles, donde recibe a vecinos y clientes, recordando que, pese a los avances, los prejuicios persisten.

Prefiere hablar del pasado: de sus amigas, de los rincones que marcaron su vida y de la belleza que puede encontrarse incluso en la pobreza y el dolor. Y deja un mensaje claro: que ningún hijo vuelva a ser abandonado y que la libertad de ser uno mismo sea siempre respetada.

La Tarantina, femminiello
La Tarantina, Quartieri Spagnoli
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